Cómo prevenir accidentes durante las tormentas

Las problemática de las tormentas y su nivel de peligrosidad son completamente distintas para las ciudades que para las zonas rurales, ya que por lo general en estas últimas es donde más riesgo tienen de ser alcanzados por un rayo, por lo que a continuación daremos algunos consejos importantes a seguir en cualquiera de las dos localizaciones.

En las zonas rurales es importante siempre estar informado de los partes meteorológicos, ya que cualquier desplazamiento al aire libre debe estar condicionado por las condiciones climáticas, evitando a toda costa estar durante una tormenta en la media o alta montaña, por lo que siempre un paseo o una caminata debe estar supeditada al informe del clima.

Siempre estar alertas a los cambios en el clima os permitirá no encontrarse en situaciones de peligro, por ejemplo si el viento arrecia, se escuchan truenos o se pueden ver relámpagos en algún punto del horizonte, siempre es síntoma de tormenta por lo que lo ideal es dirigirse a un lugar seguro.

La época del año en donde más situaciones de tormenta suceden en España es en el verano, entre mayo y septiembre se acumulan la mayor cantidad de este tipo de fenómenos ambientales, por lo que todas las excursiones al aire libre tienen que estar condicionadas a no quedar en el medio del campo durante un episodio climático de esta índole.

Siempre es importante en el verano cuando intentemos ascender a una cumbre, terminar la etapa o estar de regreso antes de las 16 horas ya que según las estadísticas la mayor probabilidad de tormentas se dan después de esa hora y en el verano.

En nuestros recorridos por el campo siempre tener presente que lo mejor es regresar si llegamos a ver que se intensifica un cumulonimbo, y sobre todo si nuestro rumbo va en la dirección de estas formaciones, por lo que es preferible desistir y retomar cuando las condiciones climáticas nos acompañen.

Las cargas eléctricas de las tormentas pueden sentirse en varios síntomas diferentes, por ejemplo sí se nos eriza la piel, o zumban los objetos metálicos, estos son probablemente los indicadores menos científicos pero más específicos para saber que estamos muy cerca de vivir una tormenta. La atmosfera comienza a cargarse de electricidad, por lo que en muchas ocasiones dos excursionistas pueden sentir una carga molesta entre sí, sin tan siquiera tocarse, por lo que buscar refugio de inmediato es la única decisión correcta que podemos tomar.

Cuando es inevitable estar en el medio una montaña de una tormenta, siempre tenemos que descender, buscar lugares bajos, que no se inunden, ni por los cuales pasen avenidas de agua para no reemplazar un problema por otro.

Los refugios jamás deben ser ni rocas ni árboles, mucho menos si están alejados o son bastantes solitarios, ya que prácticamente se vuelven imanes de rayos y como resguardo no sirven en lo más mínimo.

Los charcos o zonas mojadas son conductores de cualquier rayo o chispa que pueda llegar a caer a la redonda, por lo que siempre es bueno permanecer en zonas secas. No elijamos graneros o estructuras con poco mantenimiento, tampoco las tiendas de campaña sirven, ya que ninguna de estas estructuras tiene un sistema adecuado para evitar que un rayo al caer se neutralice como con los pararrayos.

En cambio en las ciudades las precauciones son mucho más simples, el desarrollo nos garantiza mucha más seguridad, por lo que esencialmente no estar al aire libre, ni tampoco asomarse a ventanas o balcones nos pueden garantizar un porcentaje importante de seguridad.

Evitar que nuestras viviendas tengan corrientes de viento ayuda también a prevenir accidentes ya que estas son importantes a la hora de atraer rayos, por lo que cerrar ventanas y puertas siempre son buenas precauciones.

Las chimeneas no son tampoco muy seguras durante las tormentas, teniendo en cuenta que el aire caliente que sale de ellas está cargado de iones, los cuales ayudan a la conductividad de la electricidad o a atraer cualquier descarga.

En algunos casos, sobre todo en las viviendas más antiguas es prudente desconectar los dispositivos eléctricos, ya que un rayo puede conducir su descarga a través del tendido de las viviendas y generar un importante nivel de destrucción en nuestros hogares.

 

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