El solsticio de verano es más que un fenómeno climático

Todos los años se celebra el solsticio de verano, siendo específicamente el día que el sol logra su mayor declinación norte (+23º 27′), siendo también el momento en el que el hemisferio sur comienzan el invierno, para muchas culturas este momento del año encarna circunstancias enérgicas muy esotéricas, las cuales valen la pena tener en cuenta a la hora de celebrar es nuevo comienzo.

Es conocido popularmente que este día del año es el que el sol aparece en el firmamento por más horas, saliendo más temprano y poniéndose también más tarde, por lo que les regala a todos los habitantes del hemisferio norte más horas de su magna presencia.

Una de las particularidades que también sucede este día pasa por la distancia entre el sol y la tierra, siendo en el solsticio en el momento en el que más alejado se encuentra de la tierra, ocasionando lo que se conoce como la segunda ley de Kepler, en donde el movimiento de nuestro planeta es más lento sobre la órbita elíptica, haciendo que esta estación sea mayor que las otras.

En cuanto a la astronomía en esta época es posible apreciar en la mañana a Urano, así como en la tarde aparecen en el firmamento Marte, Júpiter, Saturno y para completar con reunión estelar a partir del 15 de julio comienza aparece Venus.

Este año la temporada veraniega tendrá varios fenómenos astronómicos dignos de ser apreciados, ya que sucederán dos eclipses, el primero el 1 de septiembre el cual será anular de Sol y podrá ser visto en el Atlántico, África y el Océano Índico, mientras que el segundo tendrá fecha para el 16 de septiembre y será un eclipse penumbral de Luna, este último sí se podrá apreciar en España, además del Pacífico, Australia, África y Europa. El Observatorio Astronómico Nacional informa que la tradicional lluvia de estrellas de las Perseidas sucederá hacia el 12 de agosto, pero será muy difícil de apreciar por el ciclo lunar en el cual nos encontraremos.

En muchas culturas este momento del año tiene una connotación esotérica muy marcada, por ejemplo en la Antigua China se celebraba una fiesta en honor al Yin, a lo femenino, la cual cuando llegaba el solsticio de invierno se complementaba con la celebración del Yan, es decir de lo masculino.

Para las tribus germánicas, celtas y eslavas está era la noche del fuego, se celebrara encendiendo hogueras, así como también era un momento preciso para la magia del amor y la adivinación, ya que el carácter energético que los antiguos señalaban en esta época del año hacía que esta celebración fuera muy importante para estas culturas.

Es factible que la Noche de San Juan este muy ligada a este tipo de tradiciones, siendo esta celebración de origen pagano, siendo el principal rito encender una hoguera que purifique el ambiente por el fuego y ayudar a que el sol tuviera más fuerza ya que a partir de ese momento el astro se iba haciendo más débil.

Aunque no solo en las sociedades modernas estas fechas son celebradas, en la misma prehistoria se ha podido documentar que los habitantes de zonas septentrionales se reunían en torno a la fertilidad de la época que comenzaban, ya la nieve había desaparecido, comenzaban a disfrutar de las temperaturas más cálidas, los alimentos ya no escaseaban como en las épocas más frías, así como también la caza era mucho más abundante, por lo que sentían una enorme alegría y celebraban esta época con gran regocijo.

Para el esoterismo los dos solsticios están cargados de poder energético, siendo momentos mágicos cargados de poder y abundancia. Es el momento de agradecer la abundancia, celebrar el máximo esplendor del sol y apreciar el máximo esplendor del sol.

Más allá del comienzo oficial del verano y de las vacaciones atrás de esta fecha hay muchos significados y grandes tradiciones que conservan hasta nuestros días la tradición de celebrar altivamente los solsticios, siendo una muy buena época del año para sentir que hay un nuevo comienzo y que todo lo que emprendamos puede ser posible, ya que toda la energía que circula a nuestro alrededor habla de abundancia, fertilidad y esplendor del sol, por lo que mantener la tradición de las celebraciones paganas siempre trae algo positivo con la naturaleza que nos rodea.

 

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