El Fenómeno del Niño condena a Etiopía a una larga y dolorosa agonía

El último Fenómeno del Niño ha golpeado al mundo de manera contundente, es probable que cuando aparezcan las estadísticas comparativas concluyamos que sobrevivimos a uno de los periodos más caóticos de la historia en cuanto a este tipo de sucesos se refiere, pero hay latitudes que no pueden esperar más a que culmine esta anomalía climática, este por ejemplo es el caso de Etiopía en donde el Niño está matando lentamente y literalmente a sus pobladores.

Según cifras publicadas por la ONU en Etiopía 8 de cada 10 pobladores viven de la agricultura, es decir un 80% de la población depende directamente de la producción del campo, algo característico de economías y sociedades del Tercer Mundo, pero la cifra que alarma es que en el último año han perdido un 90% de las cosechas. Sus habitantes señalan que es la peor sequía que han vivido en los últimos 50 años, por lo que las ayudas que están pidiendo en ese país es para tratar de socorrer a 7,5 millones de agricultores que el clima los está haciendo agonizar muy lenta y muy dolorosamente.

África es un continente olvidado, para las potencias occidentales bien podría ser un espacio de tierra desierto, algo que es así, pero en ese arenoso continente viven millones de personas que a medida que pasa el tiempo cada vez sufren más de la inclemencia del clima, de los flagelos sociales y económicos, pero sobre todo del olvido del resto del mundo.

Etiopía tiene una particularidad en su historia, fue el único país de ese continente que no fue colonizado, hablando de una raza luchadora y aguerrida que se ha enfrentado a cientos de problemas a lo largo de su historia, pero siempre han sabido salir adelante.

Desde hace un poco más de 20 años han trabajado algunas ONG en ayuda a generar una infraestructura hídrica que permita incrementar reservorios de agua, creando terrazas en la ladera de la montaña facilitando la infiltración de agua, evitando que se quede en la superficie, y así poder aprovecharla para los cultivos.

Los expertos señalan que la estrategia es la misma tanto en caso de sequía como de inundaciones, ya que tanto en un extremo como en el otro el problema es el mismo, el acceso al agua para los cultivos y las cosechas pérdidas por la voracidad climática que se apodera de este continente.

Otra de las dificultades es el acceso a las semillas, en muchos casos siendo imposible la compra por parte de los agricultores, por lo que la crisis económica se vuelve cíclica, pierden lo que cosechan por el clima y no cuentan con el dinero para comprar semillas y así generar nuevas siembras, por lo que la participación de ONGs en este proceso ha sido fundamental, aportando desde otros continentes importantes ayudas para incrementar las posibilidades de accesos a los insumos para llevar a cabo una siembra.

El medio de extracción de agua son cada vez más escasos, la perforación para pozos terminan en mucho casos teniendo un margen de éxito mínimo, señalan las autoridades en la zona que solo de cada 3 perforaciones una resulta efectiva en el mejor de los casos, por lo que la población se enfrenta también a la escases de agua para su consumo cotidiano.

Por el momento sigue sin declararse la emergencia por parte del estado, y es que por más que a nuestros ojos la situación parece alarmante, en ese país vivieron una situación peor en la década del 80 en donde murieron más de 1 millón de personas, momento en donde según la ONU y algunas ONG que trabajan arduamente en la región Etiopía se volvió el epicentro del hambre y la sed en el mundo.

El problema es que la crisis no solo está afectando el acceso al agua para los cultivos y el uso cotidiano, sino que la misma sequía va generando con cada vez más alarma escases de alimentos, peligrando así también la alimentación del ganado, por lo que no solo es importante que los estados del mundo envíen ayuda a las personas sino también a sus medios de subsistencia y así no perder lo poco que les queda para sobrellevar el fenómeno del niño, el cual si bien ha golpeado a toda la humanidad en algunos países subdesarrollados el impacto es mucho más crítico.

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