¿Por qué falta voluntad política para atacar el cambio climático?

 

Hay ciertas preguntas que quedan flotando en el ambiente, que por supuesto están llenas de respuestas obvias, pero que saliendo de lo simple y fácil de responder se puede explorar un poco más sobre un tema, en el caso específico del cambio climático valdría la pena preguntar en dónde está la información que falta para generar una conciencia mayor ante la necesidad urgente de implementar políticas agresivas para disminuir el cambio climático y por ende el calentamiento global, ¿será que en el fondo estaremos interesados en convertirnos en los próximos dinosaurios de la tierra?

El acuerdo de París estuvo cargado de expectativas las naciones se comprometían a generar políticas drásticas, para que cuando el Protocolo de Kyoto deje de existir, entre en vigor un plan que tiene básicamente unos focos normativos que al menos dentro de la comunidad científica han sido muy cuestionados, siendo denominados como tibios.

Los puntos principales de este pacto fueron:

  1. a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;
  2. b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
  3. c) Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.

La pregunta es que si realmente se logra disminuir el incremento de la temperatura a esos valores, la tierra dejará de sufrir ante una catástrofe inminente producto del cambio climático o lo único que se generará será una agonía un poco más prolongada que permita evitar a esta generación tener que sufrir el costo de la irresponsabilidad, para que a mediano plazo otros seres que quizás hoy ni siquiera hayan nacido hereden una tierra con una destrucción inminente.

El Acuerdo de París necesitaba que se adhirieran más de 55 naciones que son tomadas como parte de los actores contaminantes del mundo, en total firmaron 96 países individualmente y la Unión Europea en representación de cada uno de los integrantes, por lo que a partir de la fecha señalada los países tendrán que tomar medidas que obliguen a la disminución de emisiones de gases, así como también políticas específicas de reforestación, entre otras decisiones que tendrán que tener el carácter de urgencia para poder estar a tiempo de reversar la catástrofe.

Entrando en temas desafortunados en este campo, todo esto tiene un ingrediente que puede llegar a alterar aún más el orden de las cosas, y es que estas decisiones dependen de la capacidad de ejecutarse y para esto el Gobierno de turno decidirá si está o no dentro de las posibilidades llevar a cabo esto o que si por el contrario la decisión será pagar las multas respectivas como hizo España con el protocolo de Kioto o sencillamente retirarse del Acuerdo, algo que principalmente en los países más contaminantes sería algo terrible para toda la humanidad.

La pregunta que quedaría flotando es que hay detrás de la incapacidad de decidir políticamente sobre el clima y ejecutarlo localmente, que intereses se ven afectados en las naciones, algo que impacta es que la mayor barrera son los intereses económicos de las industrias locales, al tener que mutar sus empresas hacia un horizonte más consciente con el medio ambiente, lo que se resiente no es más que los grandes poderes económicos.

Es muy factible que en el momento inicial será necesario llevar a cabo grandes inversiones como se lee que se comienza a hacer en países de todos los rincones del planeta, pero también parece una verdad irrefutable pensar que por más que se deje de ganar en esa etapa de transición al menos se prolongara la vida como hoy la conocemos y eso parece valioso sin lugar a dudas, por lo que parecería un momento para dejar de pensar en lo económicamente conveniente y hacer lo conveniente para el planeta.

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