Estados Unidos no mantiene su apoyo al G7 sobre el tema calentamiento global

 

Uno de los mayores problemas que tienen los acuerdos de índole ambiental, prolongados en el tiempo, es que los gobiernos cambian en los países por lo que muchas veces el presidente saliente dispone un tipo de política de conciencia ambiental pero después entra un nuevo mandatario que decide frenar todo este tipo de medidas por considerarlas contrarias a los intereses económicos a las prioridades de su agenda política, por lo que todo lo trabajado se termina perdiendo o al menos queda la incertidumbre del futuro de la humanidad.

Este escenario es el que justamente está pasando en los Estados Unidos con los cambios radicales de posturas con respecto a la agenda ambiental entre lo que había postulado Barack Obama y lo que ha decidido Donald Trump, siendo el marco perfecto para describir una de las consecuencias de estas inconsistencias cuando Estados Unidos es el único país del G7 que no mantiene su apoyo a las políticas que se han dado en los Acuerdos de Paris.

En una reunión recientemente realizada en Roma, en donde todos los responsables de la Energía del G7 se dieron cita se ratificó el compromiso con el cumplimiento con los Acuerdos de París de diciembre de 2015, desafortunadamente la firma de este documento tuvo una firma menos, ya que Estados Unidos no mantuvo su apoyo, algo que era completamente predecible teniendo en cuenta las políticas ya expresadas al respecto por el presidente Trump.

Las políticas ambientales de Obama representaban un importante avance para poder menguar el calentamiento global, sobre todo si se tiene en cuenta que Estados Unidos es uno de los principales emisores de gases contaminantes, las mayores retracciones con respecto a este proceso se produjeron desde la industria, la cual se vio seriamente afectada ante la necesidad de disminuir su producción para poder cumplir con los estándares planteados por el aquel momento presidente.

El resumen hecho de los trabajos y publicado desde el gobierno italiano han evidenciado que la reunión que concluyó de Roma no ha tenido del todo buenas noticias, teniendo en cuenta que no se llegó a consolidar una declaración conjunta debido a la postura intransigente de los Estados Unidos y representada a cabalidad por el representante de ese país Rick Perry.

Si bien la postura de los Estados Unidos aún no expresa en retirarse de los Acuerdo de Paris, sino que hablan de una revisión exhaustiva de todos los arreglos llevados a cabo por el gobierno anterior, principalmente los que tengan un impacto económico, poniéndolo en palabras de Perry: «Estados Unidos está en el proceso de revisar muchas de sus políticas y que se reserva su posición en este asunto».

En el comunicado del gobierno italiano se aclaró que: «Los otros jefes de delegación reafirmaron su compromiso hacia la implementación del Acuerdo de París para limitar de manera efectiva la temperatura global bastante por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales».

En diciembre de 2015 se hizo público el Acuerdo de París, el cual tenía como objetivo disminuir el índice con el cual se ha ido incrementando la temperatura en su promedio mundial, para esto se logró conciliar entre 195 países más la Unión Europea, además se estipulaba una serie de protocolos que en definitiva afectaban los índices de productividad de las industrias, pero que tenía como objetivo salvar la vida de la humanidad.

Todos los analistas internacionales coincidieron en su momento que el acuerdo como tal era importante, pero tenía un elemento que le jugaba literalmente en contra de manera contundente, y era el cambio de gobierno inminente en los Estados Unidos, algo con lo cual evidentemente no se equivocaron.

Sin duda y volviendo a Roma también se presenció en esta no unánime reunión un elemento positivo, que es el nuevo compromiso tomado ante la necesidad urgente de descarbonizar el sector energético, un proceso del todo vital para poder llegar a un punto de disminución considerable en la emisión de gases contaminantes.

Una de las frases más alentadoras del comunicado fue la que expresaba la necesidad de tener un desarrollo económico con políticas ambientales latentes sin que esto pudiera llegar a ser un golpe ni para las economías locales de cada uno de los países ni para el medio ambiente.

 

 

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