España reduce las emisiones de gases de efecto invernadero

 

España es un país que está comenzando a alinearse con las políticas ambientales que se aplican en la Comunidad Europea, algo que está teniendo un resultado incipiente pero importante, según estimaciones del Observatorio de la Sostenibilidad, ha publicado un informe en donde destaca que las emisiones contaminantes se redujeron en un 3,1 en España, valor que se ha tomado en comparación con el mismo cálculo pero del año anterior.

Si bien esta información no deja de ser provisional ya que quien en definitiva publicará las cifras oficiales será el Ministerio de Medio Ambiente en el mes de agosto, al menos parece un buen indicio para las políticas enfocadas para la preservación de los ecosistemas en España, algo que no deja de ser muy destacable teniendo en cuenta que la posición nacional con respecto al resto de países de la Zona Euro, ya que en este aspecto estaba por debajo de lo que se estaba aplicando en otros países del Viejo Continente.

Después de mantener un alza constante por varios años, el 2016 fue el primero en un buen tiempo en donde se redujeron las emisiones de gases contaminantes que incrementan el efecto invernadero, aunque se tendrá que esperar para certificar esta observación cuando se entreguen las mediciones oficiales.

Desafortunadamente las razones según los expertos no están dentro de la ejecución de políticas ambientales, más allá que se comienzan a aplicar, sino la efectividad radicaría en razones meteorológicas, por lo que al menos por el azar del clima el país deja de ser señalado por el resto de las naciones europeas.

Los factores que favorecieron el clima se radican principalmente a mayor cantidad de viento, así como también más intenso, además de lluvias más concentradas y densas, por lo que por ejemplo la producción de energía renovable se disparó con respecto a lo que hasta el momento se estaba llevando a cabo, teniendo un eje fundamental en el crecimiento de la energía hidráulica con un incremento cercano al 25%.

Particularmente una de las actividades que más gases emite en España, la quema de carbón se redujo en un 30% por lo que esta circunstancia tiene una relación directa con la baja en la emisiones, ahora se debería intentar mejorar el porcentaje este año, para que en acumulado sea aún más destacable y por ende tenga mucho mejor efecto en el medio ambiente.

Hace algunos días contábamos el incremento de la producción de energía a través de fuentes renovables y es justamente producto de este cambio que la quema de carbón comienza disminuir, así lo destaca el economista José Santamarta, uno de los autores del informe quien declaró a algunos medios de comunicación: “El descenso de las emisiones en el año 2016 puede imputarse en su casi totalidad a un descenso de la quema de carbón para la generación eléctrica”.

La crisis económica también contribuyó a la disminución de las emisiones, producto del freno a la industria nacional, por lo que el periodo entre 2007 y 2013 también contrajo las emisiones pero por una cuestión especifica de disminución de consumo, aunque una vez terminado este periodo y comenzó la reactivación las emisiones comenzaron a subir en comparativa, para esto habría que ver lo que sucedió en el 2014, en donde se presentó un incremento cercano al 0,5%, mientras que en el 2015 el aumento fue de 3,5% según la información entregada por el Gobierno a la Comisión Europea, y es que justamente en ese año la quema de carbón se disparó en un 23,9%.

Los preocupantes es que más allá de la disminución del 2016 España sigue emitiendo más CO2 de lo que sucedía en 1990 que es el año que se tomó como punto de referencia para el Protocolo de Kioto, en ese año las emisiones fueron de 285,9 millones de toneladas de CO2 equivalente, ahora estaríamos en los 328,7 millones, según los datos provisionales del Observatorio.

Lo grave es que España tuvo que gastar más de 800 millones de euros en derechos de emisión para poder cumplir de esta manera con Kioto, ya que era la única manera de poder compensar los excesos en las emisiones, sobre todo porque no se consiguieron las metas entre el periodo entre 2008 y 2012.

Para cumplir con Kioto (en el periodo entre 2008 y 2012), nuestro país tuvo que gastar más de 800 millones de euros en derechos de emisión que compensaran los excesos, pese a que el Protocolo permitía a nuestro país aumentar sus gases contaminantes hasta un 15% en relación a 1990.

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