En la situación de tormenta vivida en España la noche del 4 de julio cayeron en una sola noche 6649 rayos, esto se debe principalmente a las bajas temperaturas en los niveles más alto de la atmosfera, los cuales contrastan fuertemente con los altos niveles que se dieron en la superficie.
Esta cifra se de rayos fue informada por la Agencia Estatal de Meteorológica (AEMET), aclarando que la cantidad de rayos se presentaron en toda la Península y las Islas Baleares, en la noche del 4 de julio, algo que generó incluso que la temperatura disminuyera unos cuantos grados y postergara la llegada del calor hasta el fin de semana.
La cifra no es menor teniendo en cuenta que en las primeras 12 horas del día solo habían caído 649 rayos, los 6000 restantes cayeron en las 12 horas siguientes, por lo que fue una actividad meteorológica intensa, aunque no atípica en esta época del año, en donde algunas corrientes cálidas estivales se chocan con las últimas corrientes frías y generan un espectáculo tan impresionante como el de esta tormenta.
Según el informe presentado por el AEMET las primeras horas del día presentaron rayos dispersos a lo largo de toda la provincia. Pero después de las 16 horas la actividad eléctrica se concentró en sureste de Galicia y en la provincia de Teruel, para la noche la situación de tormenta ya había abarcado mucho más territorio de la península, instalándose en Galicia, Zamora, Salamanca, Extremadura, en buena parte de Castilla y León y en la parte más oriental de Castilla-La Mancha hasta el final del día, para después de afectar de zona particular la Comunidad de Madrid, cayendo solo en esta zona 2467 rayos.
Esta situación se dio producto a que en tierra la temperatura estaba en promedio 38 grados mientras que la atmosfera las corrientes frías llegaban a los -12 grados centígrados a los 5.000 metros sobre el nivel del mar, por lo que las circunstancias eran más que propicias para ver un espectáculo de las magnitudes que se vivieron en la noche del 4 de julio en la península.
Para contextualizar en el mundo se estiman que diariamente se dan 44.000 tormentas y caen más de 8 millones de rayos, todas cifras otorgadas por el sistema de detección mundial de meteorología. Y dando un panorama más nacional, en 1992 cayeron en una sola noche 32.000 rayos según el registro del Servicio de Teledetección de rayos del Instituto Nacional de Meteorología.
Las cifras de los accidentes por rayos son alarmantes, se estima que el 30% de las personas alcanzadas mueren y más del 75% quedan con discapacidades permanentes, por lo que tener en consideración los peligros que pueden surgir de estos fenómenos os permitirá tomar conciencia de la necesidades de tomar recaudos durante las tormentas.
Siempre la posibilidad de ser alcanzado es mucho mayor en zonas rurales que las urbanas, y las medidas a tomar entre una y otra son completamente diferentes. En las ciudades los edificios más altos con estructuras metálicas atraen en gran cantidad los rayos, pero el impacto es sanamente conducido a la tierra, mismo efecto que los pararrayos, generando una gran protección en zonas adyacentes, por su parte en el campo los árboles más altos y aislados suelen ser los que más atraen este tipo de descargas.
Cuando se analizan las muertes por rayos la gran mayoría estaban haciendo actividades al aire libre, sobre todo en los campos de golf, por su parte algunos trabajos suelen tener gran peligrosidad como aquellas personas que trabajan en la construcción o los agricultores, muchos de estos últimos murieron manejando un tractor.
En España durante el siglo XX se presentaron 73 víctimas mortales alcanzadas por rayos, pero la gran mayoría se presentaron antes de 1970, por lo que el desarrollo de la construcción y el desarrollo de tecnologías han disminuido en gran medida este tipo de accidentes.
Por lo general las victimas sufren de afectaciones pulmonares y cardiovasculares, generando en muchos casos tal gravedad de impacto que la muerte es instantánea, o quedando con discapacidades permanentes.
No hay que fiarse de las tormentas por más lejanas que parezcan, ya que está comprobado que pueden llegar rayos a 20 kilómetros de distancia del foco de tormenta.